El pensamiento estratégico se refiere a la definición de estrategias en diferentes niveles jerárquicos dentro de una organización. Consiste en descomponer la estrategia en tres niveles más elementales para ayudar a hacerla más operativa y efectiva.
Los tres niveles son:
Estrategia Corporativa
La estrategia empresarial es fundamental para determinar las áreas de negocio en las que una empresa desea enfocar sus recursos. Esta estrategia impulsa cambios significativos en la compañía hacia un negocio u otro, por lo que es esencial que la dirección tenga un portafolio de negocios adecuado. En este nivel de la estrategia empresarial se definen la misión y visión de la empresa, se identifican los negocios en los que se competirá y de qué manera, se establecen los objetivos estratégicos y se identifican oportunidades para la empresa. La estrategia empresarial es crucial para el éxito a largo plazo de la empresa y para garantizar que se están aprovechando todas las oportunidades disponibles.
Estrategia competitiva
La estrategia competitiva es clave para determinar cómo una empresa compite dentro de un sector económico específico. Estas estrategias abarcan las acciones en las diferentes áreas que la empresa debe llevar a cabo para posicionarse en el mercado en el que compite. El diseño del conjunto de acciones y medidas necesarias para competir de la mejor manera se basa en la estrategia corporativa, la explotación de los recursos existentes, su mejora y la creación de otros nuevos. Estas estrategias se dividen comúnmente según el producto, el mercado en el que opera o el proceso productivo. El objetivo es asegurar que la empresa tenga una posición competitiva sólida en el mercado y maximizar su éxito a largo plazo. Al implementar una estrategia competitiva adecuada, la empresa puede destacarse en su sector económico y obtener una ventaja competitiva sobre sus rivales.
Estrategia funcional
La ejecución de estrategias funcionales es la implementación concreta de las divisiones de las estrategias corporativas y competitivas. Las áreas funcionales, como marketing, finanzas, producción, comercialización, recursos humanos o sistemas de información, se ponen en funcionamiento para alcanzar los objetivos de la empresa según su estructura organizativa. Estas áreas funcionales tienen lugar en el nivel de cada departamento para optimizar su rendimiento según los objetivos estratégicos de los niveles superiores (corporativos y de negocio) de la compañía. Es crucial que estas áreas funcionales estén coordinadas y se apoyen mutuamente para contribuir al logro de los objetivos de la empresa. La ejecución de estrategias funcionales es fundamental para el éxito a largo plazo de la empresa y garantiza que se están tomando medidas concretas para alcanzar sus objetivos estratégicos.
En resumen…
En resumen, estos tres niveles de la estrategia son esenciales para lograr los objetivos. El nivel más alto es la estrategia corporativa, se enfoca en la definición de la misión, visión y objetivos generales de la organización. El siguiente nivel es la estrategia de negocio, se enfoca en las decisiones estratégicas a nivel de la unidad de negocio. Finalmente, la estrategia funcional u operativa se enfoca en la implementación de las decisiones estratégicas en los procesos y actividades diarias de la organización.
Al definir estrategias en cada uno de estos niveles, se garantiza una alineación efectiva y coherente entre los objetivos de la organización y las acciones concretas que se toman para lograrlos. Además, el pensamiento estratégico permite a las empresas adaptarse a los cambios en el entorno y a las oportunidades de crecimiento, asegurando así su éxito a largo plazo.